domingo, 15 de diciembre de 2013

Nos perdonó la vida

imagen prestada por Ana Laskowski

Llegó sin avisar. A pasearse oronda por tu piel ceniza. A navegar altiva tus orillas . A sorprender tus cauces confundidos. Y me sentí celosa. Y me sentí perdida cuando la vi abrazarte. Su melena de seda te cubría los párpados. Sensual, provocativa, mundana, irreverente. Se acercaba a tu boca para morderte el aire. Para besar tus sueños y secuestrar los nuestros. Y ser la enredadera de tu cuerpo.

Estupor y silencio. El futuro fue ahora. Adiós a fotos juntos. A reír nietos. Al viaje prometido. A contarnos secretos.
Soledad no te quiero, susurraba mi pecho. No quiero las mañanas sin tus manos. Ni mi cintura libre de tu peso. No quiero el mar si no te veo. Ni respirar la luna ni amar de nuevo.

Sin otras armas que mi desconsuelo salí a pelear un duelo desparejo. Y nos miramos ambas. Y se cambió de ropa. Me dejó con sus harapos y mis miedos. Y marchó poderosa. No sé si volverá ni lo deseo.

Sé que esta vez nos perdonó la vida. 
                                L.C.
     

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